Una experiencia única hace 4 años estuvimos analizando la mediación através del Arte. Aquí puedes ver la conferencia completa
El Instituto se creó para la investigación, debate y formación en el ámbito de la Gestión de Conflictos y más específicamente en el de la Mediación Profesional
Una experiencia única hace 4 años estuvimos analizando la mediación através del Arte. Aquí puedes ver la conferencia completa
NORMAS PARA
COMUNICACIONES A PRESENTAR EN EL
I SIMPOSIO
HISPANOAMERICANO ON-LINE DE MEDIACIÓN
LA AGENDA 2030. EL
COMPROMISO DE LOS MEDIADORES
Antes del 20 de MAYO
DE 2023. Dicho Texto FORMARÁ PARTE ADEMÁS DE SU
EXPOSICIÓN DURANTE 10 MINUTOS EN EL EVENTO. DE UN LIBRO SOBRE LA MATERIA
QUE SE PUBLICARÁ Y DIFUNDIRA EN REDES DESDE LA REVISTA ADR-MAGAZINE de la
Universidad Loyola en España
Condiciones para la
presentación de comunicaciones
1º. Deberán versar sobre programas, intervenciones, actuaciones, investigaciones… relacionadas con la mediación y preferentemente relativas al rol de los mediadores para cumplir con los objetivos de la Agenda 2030 de Naciones Unidas
2º. Podrán ser presentadas tantas comunicaciones como se desee, si bien el autor o autores expondrán en el evento on-line al menos una, para permitir que las exposiciones sean múltiples y enriquecer la diversidad del evento.
3º. Los interesados
deberán enviar el documento en Word, letra Arial 12 a espacio simple, de 5 a
10 páginas máximo, antes del 20 de Mayo de 2023 a la secretaría del evento vía e-mail a la dirección: fjales@uloyola.es
El contenido deberá
ser el siguiente
-
Título de la comunicación.
-
Autor o autores:
nombre y apellidos, para que se tome en consideración, ha de estar inscrito en
el Simposio.
-
Texto: Letra Arial
12, espacio simple y entre 5 y 10 páginas
4º. Aquellas
comunicaciones recibidas, formarán parte de la exposición on-line del simposio,
expuestas durante el mismo en unos 10 minutos de duración en los diferentes espacios
por temática y se comunicará al autor o autores con días de antelación la hora
de exposición.
Todas ellas previa
autorización del exponente, serán grabadas para aquellos asistentes que no
puedan estar en directo y deseen verlo con posterioridad.
Si quieres conocerlo mejor para la mediación... mira este video
CONOCE TU AVATAR
CONOCE TU AVATAR PARA SER
UN BUEN ABOGADO/A
Para poder conseguir que confíen en ti ante un
conflicto que tienen nada más importante que conocerte a ti mismo, saber cuales
son tus principales habilidades y porque no… cuales tus debilidades para
convertirlas en virtudes. Por eso hoy os quiero hablar de vuestro AVATAR.
Se dice que en internet y en otros tipos de
tecnologías como WhatsApp, videojuegos, etc. se denomina avatar a
una representación gráfica, normalmente con rasgos humanos, que se asocia a
alguien que sea usuario de la red y con ella se identifica. Por
otro lado los avatares pueden ser fotografías o dibujos artísticos, y algunas
tecnologías permiten el uso de representaciones en tres dimensiones.
Si hablamos de religión, por ejemplo en el Hinduismo, podemos decir que el
avatar puede ser la reencarnación de algunos dioses, porque tratamos de
espíritus que ocupan un cuerpo terrenal, lo que supone una representación en la
tierra de algún dios.
El término se hizo famoso gracias a una
película de ciencia ficción de 2009 dirigida por el famoso James Cameron, donde
los personajes, para conseguir entrar en la atmósfera un planeta llamado
Pandora, “deben introducirse en un avatar (el cuerpo de un indígena llamado
“na`vi”) para interactuar con los nativos del planeta y convencerlos de
explotar sus recursos naturales y minerales”.
En nuestra profesión de ABOGADOS se necesitan profesionales, bien formados
y que sean capaces de “bucear” cual avatar en las emociones, en los
sentimientos, en los intereses, en las necesidades de las partes en conflicto.
¿Cuáles son los verdaderos secretos de
UN ABOGADO?, sabiendo que no hay que esperar que seamos “supermanes” o
“superwomans”, simplemente necesitamos que nuestro avatar consiga: La modestia, la sencillez, la profesionalidad y la naturalidad.
Que utilicemos
de la mejor forma nuestras dotes de comunicador y de discreción, que nos lleve
a la prudencia, para saber preguntar lo que necesitamos y no más
Que tengamos
plena convicción en lo que hacemos, para conseguir con ecuanimidad, la
sobriedad y el ejemplo ante nuestros clientes, porque ganemos o perdamos un
juicio hemos hecho lo que creíamos correcto
En definitiva,
tener con nuestro esfuerzo, la capacidad de ver más allá lo evidente. La
poderosa arma del sentido del humor, con la que conseguir una especial
sensibilidad y humanidad que nos permita mirar en los entresijos del problema
Siempre se
habla también de la capacidad de escucha activa, comprensión y paciencia, que
no debe abandonarnos durante el estudio del caso y sobre todo la preparación
del mismo, para conseguir a través de la persuasión, la disposición de las
partes enfrentadas a cambiar el rumbo (hay que viajar ligero de equipaje).
Y todo ello no
se puede conseguir más que con nuestra ética e integridad para poder
conseguir la traducción de los mensajes que se lanzan, aquellas personas que un
día perdieron su canal de comunicación (acordaros lo que os comenté de la
necesidad de saber parafrasear)
No me digáis queridos amigos, que no es un trabajo apasionante; que no es
como planteamos al inicio de nuestro artículo, un viaje en busca de “nuestro
AVATAR”. La competencia del abogado
debe ser tanto:
n Intelectual: para tener una gran visión estratégica, saber planificar y
evaluar el conflicto según seamos reclamantes o reclamados
n Interpersonal: Para conseguir la capacidad de dirigir y comunicar, no solo
con nuestro cliente sino en la negociación con la otra parte
n Personal: Con la que conseguir la credibilidad y creatividad que tanto
propugnamos para ser distintos y profesionales de éxito
Tenemos que
prepararnos para ponernos en la piel de nuestros clientes y saber trabajar un
conflicto, por eso no dejes nunca de buscar tu avatar.
Y de ahí mi
pregunta de hoy:
¿Cuáles crees
que son las principales características de un buen abogado/a y porqué?
El diálogo y el encuentro forman parte del ámbito de la metodología, para conseguir “sacar” de cada persona la “mejor versión”, potenciando, así, sus dones. Se basa principalmente en el concepto de que la convivencia social hay que cuidarla. Para ello tenemos que ser muy precavidos con la necesidad de la “escucha activa”, habilidad fundamental en mediación, que nos coloque a los mediados en el modo “nosotros”. Por eso lejos de ser un concepto que puso de moda el Papa Francisco cuando en su discurso ante el Cuerpo Diplomático que se estaba acreditando en la Santa Sede, en enero de 2020, dijo: "Es necesario que los políticos se esfuercen por restablecer una cultura del diálogo" en clara referencia a la necesidad del diálogo y el encuentro aunque cada uno tenga su derecho a ser asertivo.
Por eso lo que hemos llamado “cultura del encuentro”, significa el tránsito que se puede producir entre dos culturas: la del conflicto y la del acuerdo. Solo podremos conseguir un acuerdo, si hemos conseguido un encuentro. una nueva forma de actuar con relación a “los otros” en una situación conflictiva.
La “cultura del encuentro” supone el reto de salir de nuestra comodidad y renovar la posibilidad de entender al “otro” que puede tener su parte de razón, aunque yo no la comparta.
Es… pura mediación, ya que empieza por ver y asumir que las demás no solo tienen su parte de responsabilidad en el problema, sino que son parte de la solución y solo así podemos tender el “puente del diálogo constructivo”. No es sencillo de ver, pero, ambos, si quitamos nuestras posiciones e intereses personales, nos encontramos en el mismo lugar: la necesidad de gestionar el problema de la mejor forma posible, ahí está el lugar de encuentro.
Por lo tanto, permitirme afirmar, que si no hay fronteras, límites, a lo que creemos, seremos capaces de encontrarnos y gracias a ti mediador, puedo asumir dos actitudes: mirar lo que ocurre sin querer comprender y compadecerme de la dificultad de una solución, o de su búsqueda, o ir a por ella, reforzado, porque la otra parte validó, ante quien nos ayuda, la posibilidad del encuentro.
No es cómodo, porque necesita de actitud, pero se trabajan conceptos tales como “subsidiariedad” y “solidaridad”, vividos de manera práctica, para que no sólo sean conceptos… ¡Esto es la cultura del encuentro!
Los mediadores necesitamos un verdadero “encuentro”, que nos permita debates, discutiendo con aquellos que no alcanzamos a ver, convencidos de lo que pensamos, pero abiertos a tener la sensibilidad de escuchar y solo gracias a ellos comprendemos la realidad, el problema y que propuestas hacer para resolverlo.
¡Nada fácil¡, y realmente mucho más difícil que debatir en los tribunales, con turnos de palabra y conclusiones a nuestras alegaciones… pero sin el poder de decisión a quienes de verdad están sufriendo el conflicto.
La “cultura del encuentro” no es una tarea fácil, mucho menos para los católicos encerrados en sus propias referencias, encerrados en sí mismos, viviendo de sus propios conceptos y no del mensaje original, que es el mensaje de Jesucristo escrito en los Evangelios.
Y termino tal y como empecé, con otra cita del Papa Francisco quien dijo en su discurso al que me referí al principio:
“Este encuentro me ofrece la oportunidad para expresar el aprecio por los esfuerzos que se hacen, a lo largo de las últimas décadas, para poner fin a la violencia armada y encontrar caminos de reconciliación. En el último año ciertamente se ha avanzado de modo particular; los pasos dados hacen crecer la esperanza, en la convicción de que la búsqueda de la paz es un trabajo siempre abierto, una tarea que no da tregua y que exige el compromiso de todos
Este trabajo nos pide no decaer en el esfuerzo por construir la unidad de la nación y, a pesar de los obstáculos, diferencias y distintos enfoques sobre la manera de lograr la convivencia pacífica, persistir en la lucha para favorecer la CULTURA DEL ENCUENTRO, que exige colocar en el centro de toda acción política, social y económica, a la persona humana, su altisima dignidad, y el respeto por el bien común»
Aprendamos de la Cultura del Encuentro.
La Asamblea General adoptó en Septiembre
de 2015, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, un documento que
establecía un plan de acción a favor de las personas, el planeta y la
prosperidad, que también tiene la intención de fortalecer la paz universal y el
acceso a la justicia.
Así, los 17 Objetivos de la
Agenda se elaboraron en más de dos años de consultas públicas, interacción con
la sociedad civil y negociaciones entre los países.
La Agenda implica un
compromiso común y universal, y la pregunta que os hago hoy es ¿cuál puede
ser el compromiso de los mediadores profesionales?
No se si hemos intentando
conocer los pormenores de la misma y sobre todo, conseguir compromisos para su
cumplimiento desde los distintos estados, países, instituciones, colectivos y
profesiones.
Por eso me vuelvo a plantear,
si los mediadores nos hemos parado a pensar, cual puede ser nuestro compromiso
con la Agenda del Desarrollo Sostenible en los próximos años, por eso creo que es
necesario, parar, reflexionar, analizar y porque no, tomar decisiones y
compromisos.
El 25 de septiembre de 2015,
jefes de Estado y de Gobierno se reunieron en la histórica Cumbre del
Desarrollo Sostenible en la que aprobaron la Agenda 2030. Una Agenda que como
su nombre indica, marca una carta de navegación en los próximos años según
distintos objetivos. Esta Agenda contiene 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible
(ODS) de aplicación universal que, desde el 1 de enero de 2016, rigen los
esfuerzos de los países para lograr un mundo sostenible en el horizonte del año
2030. Ya hemos consumido 6 y nos quedan 9.
Entre los objetivos, nos
encontramos con el más importante para nosotros, mediadores, cuando nos
referimos al número 16: Paz, justicia e instituciones sólidas. Con ello
conseguir promover sociedades justas, pacíficas e inclusivas.
Para ello, la propia web de
Naciones Unidas nos reflexiona sobre “los conflictos, la inseguridad, las
instituciones débiles y el acceso limitado a la justicia” como las claves que continúan
suponiendo una grave amenaza para el desarrollo sostenible y por ende, aquello
que necesitamos paliar en la Agenda. Es más, en esta época que estamos
viviendo de Pandemia, por otro lado, imposible de prever cuando se firmó el
compromiso, hace que la protección de los derechos humanos y sobre todo de
una justicia de calidad, puedan dar respuestas fiables en los próximos años.
Construir soluciones más
efectivas a los problemas, es nuestra misión, es la misión de los mediadores y
de la mediación, que ya en la exposición de motivos de la Ley 5/2012 en España,
la “tachaba” de una justicia de calidad, de ahí la necesidad de apostar por la
mediación.
Así los mediadores somos
conscientes de nuestra labor, nuestra inquietud y nuestra aportación a la
“cultura de paz”. Y no solo desde la reducción de conflictos de todo tipo y
sobre todo sus consecuencias, sino desde la prevención y la educación a
entidades y sociedades en esta cultura. Pensemos que la paz, al igual que la
mediación, no es patrimonio de nadie pero si es responsabilidad de todos.
Dice los expertos que si
protegemos los derechos humanos, podremos conseguir colocar a las personas en
el centro del debate. Por eso cuando muchas veces me preguntan en
distintos medios ¿Qué nos va a quedar de aprendizaje tras la pandemia?, siempre
digo que, conseguiremos la vuelta a los valores humanos y entre ellos la
justicia y la razón ante los conflictos y esa importante reflexión que es pura
mediación: conseguir que los mediados sean los auténticos protagonistas de su
solución.
También me gustaría daros a
conocer los Objetivos concretos que se marcan por este alto Organismo:
16.1 Reducir
significativamente todas las formas de violencia y las correspondientes tasas
de mortalidad en todo el mundo
16.2 Poner
fin al maltrato, la explotación, la trata y todas las formas de violencia y
tortura contra los niños
16.3 Promover
el estado de derecho en los planos nacional e internacional y garantizar la
igualdad de acceso a la justicia para todos
16.4 De
aquí a 2030, reducir significativamente las corrientes financieras y de armas
ilícitas, fortalecer la recuperación y devolución de los activos robados y
luchar contra todas las formas de delincuencia organizada
16.5 Reducir
considerablemente la corrupción y el soborno en todas sus formas
16.6 Crear
a todos los niveles instituciones eficaces y transparentes que rindan cuentas
16.7 Garantizar
la adopción en todos los niveles de decisiones inclusivas, participativas y
representativas que respondan a las necesidades
16.8 Ampliar
y fortalecer la participación de los países en desarrollo en las instituciones
de gobernanza mundial
16.9 De
aquí a 2030, proporcionar acceso a una identidad jurídica para todos, en
particular mediante el registro de nacimientos
16.10 Garantizar
el acceso público a la información y proteger las libertades fundamentales, de
conformidad con las leyes nacionales y los acuerdos internacionales
16.a Fortalecer
las instituciones nacionales pertinentes, incluso mediante la cooperación
internacional, para crear a todos los niveles, particularmente en los países en
desarrollo, la capacidad de prevenir la violencia y combatir el terrorismo y la
delincuencia
16.b Promover
y aplicar leyes y políticas no discriminatorias en favor del desarrollo
sostenible
En definitiva, preocupación
por la violencia, la corrupción y la participación, por eso es importante
preguntarnos, ¿Qué puede aportar la mediación y los mediadores en este contexto?
La mediación, conocemos que
puede ser perfectamente el método para paliar y proteger estas inquietudes. Es
verdad que los objetivos marcados son muy generales y sobre todo, con algo que
los mediadores huimos de forma general: la violencia. Pero también es cierto
que, como método y proceso colaborativo, la mediación puede gestionar los
conflictos personales, institucionales, internacionales… siendo una herramienta
fundamental en el desarrollo de la cultura de paz. Y de la misma forma, los
mediadores seremos los vehículos para generar una comunicación y diálogo
pacífico entre las partes en conflicto y conseguir a medio plazo los
objetivos marcados que no es más que apostar por una justicia social y la tan
mencionada paz.
Para conseguirlo, os animo a apostar por la
prevención en la gestión de los conflictos y con ello conseguir “educar” a
las partes, aprender un método que a buen seguro les servirá en el futuro
cuando se encuentren en una nueva situación de conflicto. Por eso me atrevo a
apostar por el papel de educador de los mediadores, facilitando el diálogo cada
vez que intervengamos, el respeto a cada posición y los valores, aunque no se
compartan y conseguir la tan ansiada “construcción de la paz”.
Con todo querido mediador o
mediadora, transformaremos nuestro mundo, aunque sea en pequeñas dosis, caso
a caso, persona a persona, conflicto a conflicto, educando en la paz, la
justicia y creando instituciones sólidas. Y no solo en este objetivo 16
señalado en este post, como central para nuestra “futura misión” sino que me
atrevería, a responsabilizar nuestro trabajo como eje central en cualquiera de
los otros objetivos de esta Agenda 2030, que refleja un mundo sin fronteras,
con problemas globales y en la búsqueda de compromisos reales por parte de los
estados.
Así, me atrevo a señalar, que
objetivos y metas de la Agenda, puedan también vincularse con la gestión de
conflictos. Objetivos tales como: “el hambre cero”, el “fin de la pobreza”,
“la educación inclusiva”, “el bienestar”, “ciudades resilientes”, “trabajo
digno”, “igualdad de oportunidades” o “la igualdad de género” también pueden
ser ejes en nuestro trabajo desde el momento que nuestra misión en llegar a
acuerdos justos y equitativos, ¿os suena?
Creo que seríamos capaces de
trabajar en post de los distintos objetivos, solo con nuestra pequeña
aportación, caso a caso, persona a persona, asunto por asunto. Porque, no
olvidemos, cada uno de los objetivos proceden de un conflicto concreto,
un problema concreto que paliar y los mediadores precisamente nos dedicamos a
gestionar conflictos.
Un Instituto de investigación es una entidad dedicada a la ciencia y la investigación científica. Ligado de alguna forma a las Ciencias Sociales, era necesario crear en habla hispana, una entidad que pudiera acoger toda la prolífera investigación de los métodos alternativos de resolución de conflictos.
Hoy en día oímos en distintos sectores la profesionalización de la mediación, la conciliación, la búsqueda incesante de la paz, los facilitadores, etc. Multitud de conceptos y vías que confluyen todas ellas en un mismo camino: "la llamada cultura del acuerdo"
Por eso la aparición en el escenario mundial de este Instituto, que profundizará sobre la formación excelente de los mediadores, la actitud ética y deontológica de estos, investigaciones y publicaciones de toda índole que ayude a comprender estas figuras y en definitiva, el ofrecimiento a la sociedad del mayor conocimiento de la gestión de conflictos por la vía de la autodeterminación de las personas.
Crear opinión pública y conferencias internacionales que lleven a la elaboración de proyectos y revistas de investigación de alto impacto académico com o es ADR Magazine del Foro Internacional de Mediadores Profesionales.
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